Yúbal Blog

Internet

Todavía recuerdo cuando hace años Netflix era una plataforma de culto. No tenía muchas producciones, pero las que hacían propias eran excepcionales, y cuando una buena serie era cancelada en otra plataforma ellos la recuperaban para darle continuidad. Eran buenos tiempos, y pudimos disfrutar de series excepcionales como “Orange is the new black” o “House of Cards”, entre muchas otras.

Pero los años han pasado, y a finales de este 2022 Netflix es todo lo contrario a lo que era cuando todos la amábamos. Sus producciones ahora son decenas, como si fuera una fábrica de churros, y la calidad de estas ha bajado bajo mínimos. Sí, de vez en cuando les sale una muy buena serie, pero enseguida nos olvidamos de ella para seguir con las que emiten en el resto de plataformas. Además, cuando consiguen parir una de las mejores adaptaciones de uno de los cómics más imposibles de adaptar como “The Sandman”, incluso si es evidente que el presupuesto es muy bajo, tardan muchísimo en renovarla y casi la cancelan. Otras grandes series han corrido peor suerte, y Netflix se ha convertido en esa plataforma que cancela buenas series, y todos deseamos que otras acaben rescatándola.

Pero lo peor no es eso, lo peor es el feeling que dejan sus buenas series, el feeling de la decadencia de la plataforma. Con muy buenas producciones como “The Sandman”, el sabor que me queda en la boca cuando la termino es que ojalá esta serie se hubiera producido desde HBO o desde Apple TV+, ya que tendría más presupuesto, sería más seria, tendría más medios, sería mejor. Y lo mismo pasa con las malas adaptaciones como “The Witcher”, si hubiera corrido a cargo de otra plataforma posiblemente tendríamos una serie mucho mejor, y con suerte más fiel a los libros y con un mejor casting.

Y no, con el casting no quiero parecer un racista que se queja por cambios de etnias en personales, porque en The Sandman al personaje de la Muerte pasaron de hacerla blanca nieve como en los cómics a negra, y quedé encantadísimo con el resultado porque la esencia de los personajes está ahí. Pero en The Witcher han cogido a personajes como Yennefer y le han escupido a la cara. Qué mala suerte, porque es también lo que hicieron en los dos primeros videojuegos de CD Projekt, cuando hicieron un copia pega, omitieron a Yen e hicieron que Triss fuera una copia barata de ella.

Ya nadie pide series emitidas de golpe

Cuando Netflix estaba en su máximo apogeo, surgió el debate de si el resto de plataformas también debería liberar a la vez para poder hacer una buena maratón. Simplemente, Netflix tenía muy buenas serie, y con sus maratones conseguían que todos habláramos de ellas durante una o dos semanas. Eran las series a recomendar.

Pero yo considero que esto también ha pasado a mejor vida. Como he dicho antes, las pocas veces en las que Netflix consigue una buena serie todos la devoramos y comentamos… y enseguida pasamos a hablar de otras. Porque en Apple TV+ o en HBO puede que hayan estrenado una muy buena producción, y que todos estemos comentando cada capítulo durante una semana, teorizando lo que va a pasar, esperando que llegue el día de emisión del siguiente capítulo para comentarlo. Creo que simplemente es una experiencia mejor. Es verdad que a veces una serie pide ser devorada, pero ir racionándola me parece la estrategia más acertada.

Y con esto, hemos pasado de pedirle a HBO que se Netflixifique a que sea Netflix la que intente adoptar las buenas prácticas de la competencia. En mi caso, cada vez que Netflix anuncia que ha adquirido los derechos para adaptar alguna saga literaria con un tema que me interesa me acabo echando las manos a la cara y maldiciendo a quien corresponda porque los derechos no hayan ido a otra plataforma.

Sin embargo, hay algo que sí sigo agradeciéndole a Netflix, y es su apuesta por las producciones nacionales de cada país. Esto es algo que también hacen otras plataformas, pero no tanto, y esta diversidad ayuda a que determinados países como pueden ser España y Alemania crezcan en calidad de producciones ahora que saben que estas serán internacionales y no se quedarán todavía más maltratadas por algún canal convencional de televisión. Iba a decir que también quedarían inundadas de publicidad, pero no hablaré muy alto porque los anuncios también han llegado a Netflix.

#Internet #Streaming #Series #Netflix

Se acabó. Twitter se ha convertido en una red social que fomenta el odio y la desinformación, y en una seria cruzada contra la libertad de expresión y de elección. Llegados a este punto, seguir creando contenido en Twitter es amparar estas prácticas, y es algo que mi conciencia no me permite hacer.

Es por esto que he decidido borrar todas y cada una de mis publicaciones en esta red social. Sigue siendo una importante fuente de información que, por trabajo, debo seguir consultando, pero ya no interactuaré. Si alguien comparte artículos míos mencionándome lo retwittearé, pero nada más.

Confieso que ha sido un poco doloroso borrar los casi 3.500 mensajes que tenía publicados en casi 12 años registrado en esa red social, pero me siento mejor conmigo mismo después de hacerlo.

Por qué he tomado esta decisión

Elon Musk es un millonario hijo de padres de clase alta, y que tras dar el pelotazo vendiendo la empresa PayPal se hizo un nombre impulsando los coches eléctricos con su empresa Tesla y haciendo más económicos los viajes espaciales con SpaceX. Pero también tiene un lado oscuro, como fomentar estafas piramidales con criptomonedas y un par de fracasos en sus proyectos de crear un medio de transporte más rápido que los trenes de alta velocidad o crear túneles subterráneos para evitar atascos que realmente los crearon todavía más serios.

También es una persona impulsiva. En abril del 2022 decidió comprar Twitter, para unas semanas después buscar excusas desesperadamente para no hacerlo. Al final, a finales de octubre acabó teniendo que aceptar y efectuar la compra. Cuando lo hizo, prometió una nueva era de libertad y transparencia en la red social, que al final ha acabado siendo lo contrario. También ha despedido a más de la mitad de los empleados y establecido prácticas laborales esclavistas y muy tóxicas en la empresa.

Tal y como yo veo las cosas y siempre según los mensajes que él publica, Elon Musk es un racista misógino de extrema derecha. O por lo menos eso es en lo que se ha convertido en los últimos meses, porque él asegura que antes también fue de izquierdas. Su primer paso para conseguir la libertad de expresión fue considerar a quienes piensan diferente a él bots y trolls. Se posicionó en contra de los movimientos que buscan la igualdad de género y una representación menos racista en las series y películas. Mientras despreciaba a una parte de los usuarios, empezó a levantar los bloqueos establecidos por el Twitter anterior a él a difusores de noticias falsas, racistas y sexistas.

Twitter siempre fue una red social absolutamente tóxica, donde el odio y los insultos predominaban. Pero también es la red social más influyente de occidente, con muchos medios de comunicación publicando allí su contenido, y periodistas de todo el mundo cubriendo lo que está pasando en tiempo real. Allí me he informado mucho sobre eventos recientes como la invasión rusa de Ucrania o la revolución en Irán en busca de la libertad. En ocasiones, su influencia incluso estaba exagerada, con medios de comunicación dándole demasiada voz a cuatro gatos criticando cosas puntuales que a nadie le importan. Pero era un mal conocido, y los veteranos aprendimos a navegar esas aguas.

Pero ahora el odio y la crispación se han desatado todavía más. Y claro, como los medios de comunicación cuentan lo que pasa, Elon Musk también les ha declarado la guerra. Solo hay sitio para su realidad paralela, y prefiere fomentar grupos racistas de desinformación como QAnon mientras llama mentirosos a verificadores y medios serios.

Ante estas prácticas, muchos usuarios hemos buscado alternativas a Twitter, y hemos encontrado en Mastodon un nuevo hogar. Es una red descentralizada y dividida en servidores interconectados, donde lo primero que sorprende es que hay bastante positividad, algo que contrasta con la creciente crispación. Desde el principio Elon Musk ha estado insultando a Mastodon y sus usuarios, pero hoy ha dado el último paso suspendiendo la cuenta oficial de Mastodon en Twitter y marcando como potencialmente peligrosos todos los enlaces que apuntan a esa red social.

Posiblemente haya personas que piensen diferente a mi, y que consideren que Twitter es un lugar mejor. Cada uno tenemos una opinión marcada por nuestra experiencia y puntos de vista, y si piensas que ahora Twitter es mejor que antes yo solo puedo respetar tu opinión, aunque la mía sea opuesta. Y es esta incomodidad provocada por las prácticas la que me ha llevado a dejar de estar activo en Twitter.

#Internet #Twitter #Personal

Cada fin de año, todos los servicios de streaming te ofrecen un resumen anual con tus estadísticas de escucha, y no es raro encontrarte en redes sociales con los Spotify Wrapped o Apple Music Replay de turno. Pero todos estos sistemas tienen un problema, y es que sólo muestran los datos de lo que escuchas en esas plataformas concretas. ¿Qué pasa si utilizas varios servicios de streaming o si quieres contabilizar también lo que escuchas en formato físico?

Es aquí cuando entra en juego un viejo conocido llamado Last.fm. Se trata de un servicio de scrobbling, que es el término que se utiliza para referirse a enviar tus datos de escucha. Servicios como Spotify, Tidal o Qobuz incluyen en su configuración un apartado para hacer scrobbling a Last.fm, en Apple Music puedes usar apps de terceros, y también tienes otras aplicaciones para recopilar lo que escuchas en Windows o macOS.

Además, hay páginas como OpenScrobbler que te sirven para añadir datos a mano de una canción o un disco que has escuchado. Gracias a esto, si estoy escuchando un CD o un disco de vinilo puedo añadirlo a mis datos de Last.fm, y todo contabiliza y queda centralizado en una misma web.

Last.fm es un servicio que tiene más de una década a sus espaldas, y personalmente tuve una cuenta hace muchísimos años que abandoné, y desde hace dos o tres años vuelvo a tener otra. Y no te puedes imaginar lo que me arrepiento de no haber continuado haciendo scrobbling y no poder contar con los datos de toda una década.

Soy un loco de las estadísticas musicales

Lo admito, puede que te traiga absolutamente sin cuidado todo eso de las estadísticas musicales, y que te parezca demasiada complicación para el poco uso que le vas a dar. Pero es que en el caso de que resúmenes como Spotify Wrapped te gusten, con Last.fm vas a poder ver las estadísticas de lo que escuchas cada día, cada semana, cada mes o cada año.

Y es más, hay servicios de terceros con los que puedes crear fichas o stories de Instagram con estadísticas de lo más escuchado de la semana o mes, o puedes crear imágenes compuestas con las portadas de los discos más escuchados. Uno de mis favoritos es Musicorum, (la composición de 9 portadas la creé con ella) que también ha prometido volver a traer este fin de año su propio Wrapped.

Si eres un friki de estas cosas como yo, incluso puedes pagar 3 euros mensuales para tener estadísticas resumidas cada mes, incluyendo mi favorita, una evolución de los géneros musicales que escuchas más a lo largo del tiempo. Así puedo saber tonterías que a mi me parecen muy interesantes, como que todo el año el rock progresivo lleva liderando junto al metal progresivo mis estadísticas, pero que gracias a un grupo musical islandés en noviembre escuché más música considerada indie.

Last.fm también es una red social, y puedes dejar comentarios en los perfiles de otros usuarios, así como en las fichas de una canción, disco o grupo concretos. No es algo que los usuarios de la red usen demasiado, pero ahí está. Esto hace que puedas “espiar” lo que escuchan tus amistades dentro de la red, que por cierto en cada usuario verás el índice de afinidad para ver si tienes gustos parecidos, y así saber si las ideas de grupos nuevos que vas a encontrar en su perfil te interesan o no.

Si eres una persona que ha cometido el error de hablar conmigo sobre música, ya sabrás que es un tema que me apasiona, y que si me dejas puedo decirte desde un magnífico grupo de metal árabe tunecino hasta un fantástico grupo islandés de folk, o uno ucraniano de hard rock. Escucho mucho y me gusta explorar la música de distintos sitios, y poder tener todos mis datos centralizados para ver luego qué grupos, canciones o discos escucho más es algo que personalmente me encanta. Y si también tienes afición por esto o quieres un ejemplo, mi perfil allí es Last.fm/user/Yubal_FM.

#Música #Streaming #Internet

En enero de 2022 tomé la decisión de abandonar Spotify. Tras muchos años siendo usuario premium de esta plataforma de streaming musical, acabé cansado de que incumplieran su anuncio de meter música en alta definición, y decidí explorar el panorama de la competencia para ver lo que podía ofrecerme.

Esto es algo complicado, porque Spotify es la plataforma de música más utilizada y tiene muchas interacciones sociales y con servicios de terceros. Por lo tanto, dejaría de poder saber lo que escuchan los demás, dejaría de poder crear muchas cosas a partir de mis datos de escucha. Pero Spotify es ya una de las que peor calidad de sonido tiene, y eso me animó a dar el salto.

Como spoiler, diré que desde verano estoy en Apple Music, que es la que me ha convencido, y que finalmente lo que me ha atrapado no es tanto la calidad de sonido HiFi como el Dolby Atmos. Esta tecnología me parece la mejor innovación en la manera de escuchar música en años. Siempre depende de la calidad de la mezcla, pero un buen disco con Dolby Atmos te hace sentir dentro de él, pudiendo escuchar con precisión el sitio en el que está cada instrumento, y superando por mucho lo que puede llegar a ofrecer el Stereo, que con buenas mezclas tampoco es poco.

Pero hasta llegar a Apple Music, pasé por muchas otras plataformas. Probé Tidal, YouTube Music, Amazon Music, Qobuz, Deezer y finalmente Apple Music, y cada una de ellas ofrecía algo único y diferenciador, aunque algunas me convencieron mucho más que las demás. Todas las probé con sus promociones de mes gratuito por nuevo usuario, y voy a decirte brevemente lo que me pareció cada una de ellas.

  • Tidal: Es muy parecida a Spotify con todas sus listas de reproducción personalizadas y ofrece dos calidades musicales, una con calidad CD que ya es muchísimo mejor que Spotify y por el mismo precio, y otra con mucha mejor calidad todavía. Me gustó su sonido, tiene Dolby Atmos aunque poco, pero no me gustó nada que tiene lo que más odio de Spotify: que te muestra mucha música promocionada que no te interesa. Estuve bastante tiempo con ella, pero acabé buscando otros horizontes.
  • Qobuz: Con diferencia, esta es la plataforma con mejor calidad musical. No tiene algoritmos ni recomendaciones personalizadas, simplemente eliges los géneros musicales que quieres que se muestren en tu página y listo. Su experiencia es como la de entrar en una tienda de discos, no hay recomendaciones y tienes que explorar por tu cuenta. En su contra está que también es la plataforma más cara.
  • YouTube Music y Amazon Music: Estas las pongo en el mismo punto porque las dos me horrorizaron. Tiene unas interfaces y aplicaciones móviles horrorosas, en funciones y contenido no ofrecían nada que me interesase. Amazon te empuja demasiado a sus productos como altavoces inteligentes para disfrutarla más, y YouTube simplemente es la única con peor calidad de sonido que Spotify. Estas me duraron poco, en uno o dos días ya supe que no eran para mi.
  • Deezer: Aunque la probé antes que Apple Music, luego me di cuenta que esta plataforma intenta ofrecerte lo mismo que Apple… aunque con peor diseño y peores recomendaciones. Solo tiene calidad CD, que ya es mucho mejor que Spotify, pero tiene una función que me gustaría ver en todas: puedes elegir tu estado del humor y te sugiere canciones acordes a tus gustos que coincidan con ese humor. Es algo simplemente mágico, aunque en todo lo demás estaba un poco por debajo.
  • Apple Music: Es la que menos listas de reproducción personalizadas ofrece (sin contar Qobuz), pero la que mejores recomendaciones tiene. Simplemente, Apple da en el clavo con sus algoritmos. En su índice no te muestra música que no esté relacionada con lo que escuchas (nada del Reggaeton que te intenta poner delante Spotify o el R&B de Tidal), y es capaz de detectar su subgénero. Me enamoró cuando empezó a recomendarme cada día discos de rock progresivo de forma específica.

Apple Music no es perfecta. Para empezar, si no eres usuario de productos Apple te escupe en la cara, porque en Windows tienes que usar un iTunes que duele a los ojos verlo de lo lento y mal diseñado que está, y en Android la app no funciona tan bien como en iOS.

Además, es la que más impedimentos me pone para poder scrobblear canciones en Last.fm, ya que es en esta web donde centralizo mis estadísticas de escucha, añadiendo las canciones que escucho en streaming de forma automática y las que escucho en CD o vinilo de forma manual. Afortunadamente, hay aplicaciones de terceros que me permitieron enviar automáticamente por scrobbling la música que escucho en Apple Music a Last.fm, pero no lo hace de forma nativa.

Pero tiene las mejores recomendaciones, y un sistema de perfiles que, sin llegar a las interacciones sociales que permite Spotify, por lo menos te deja seguir a usuarios y que te sigan para explorar lo más destacado entre lo que escuchan. Pero lo más determinante ha sido la calidad Dolby Atmos que ofrece, y que su página principal esté limpia de música promocional que no te interesa: sólo te ofrecen discos de géneros que te gustan.

Sin embargo, todavía hay algunas cosas que echo de menos de Spotify. Sobre todo dos. En primer lugar, Spotify Connect ofrece una experiencia para pasar la reproducción de un dispositivo a otro o controlarla desde un dispositivo en el otro que ninguna de las otras plataformas de streaming ofrece. Simplemente, es muy superior.

Aunque las recomendaciones de sus muchas playlist personalizadas diarias son malas, echo de menos que Apple Music tenga alguna lista de reproducción personal más. Diré que su “Radio” con una combinación de canciones de grupos que me gustan y otras de similares” es muy buena, y que tengo la lista de estrenos de los viernes, y puedo crear playlists de muchas maneras, pero que las 4 o 5 personalizadas para ti que te ofrecen sean de actualización semanal en vez de diaria no me termina de convencer.

Sin embargo, no me veo volviendo a Spotify ni cuando por fin llegue la música HiFi que prometieron para 2021. En parte porque este año también he transicionado dentro del ecosistema de Apple y ya no me molesta que las apps para Windows o Android sean malas, y en parte porque no quiero que un servicio por el que pago me siga metiendo delante de la cara géneros musicales que no me interesan.

#Música #Streaming #Internet