Yúbal Blog

Música

El 1 de octubre de 2022 fui a mi primer concierto después de la pandemia del COVID-19. Nunca he sido una persona de ir a muchos conciertos, pero había sido un año especialmente duro con esa mezcla de los últimos coletazos del COVID y el inicio de una guerra en Europa que parecía que podría escalar a niveles nucleares, y la experiencia de ese concierto fue absolutamente liberadora. Era un festival con varios grupos locales, pero solo fui a ver a Dry River, la mejor banda de rock de España.

Después de ese concierto, antes de terminar el año fui a dos más. Y recuerdo que cuando cambiamos de año, el propósito que me marqué fue empezar a ir a más conciertos durante 2023. Y caray si he cumplido, porque si en todo 2022 fui a 3 conciertos, esa es una cantidad que he conseguido en un único fin de semana este año.

Ahora mismo estamos a 29 de julio de 2023, y honestamente he perdido la cuenta de la cantidad de conciertos a los que he ido. Empecé el año fuerte, en enero viendo a Dry River llenando la sala de Castellón, y en febrero yendo hasta a Barcelona a ver a los noruegos Leprous, que fue uno de los dos grupos que más me enamoraron durante 2023. El otro grupo que más me gustó fueron los polacos Riverside, a los que si todo sale bien iré a ver en octubre a Madrid. Una coincidencia, porque estaré en Madrid esos días para ver el musical de El Fantasma de la Ópera, y cuando Riverside anunció su fecha me pedí un día libre más y alargué la estancia en el hotel para aprovechar.

Pero entre medio, he ido a muchos otros conciertos, que generalmente están siendo festivales pequeños o conciertos en pequeñas salas. También hay excepciones, porque en agosto iré a ver a Dry River y Delalma a un festival bastante grandecito en Ripollet, y en septiembre viajo hasta Holanda para ver a Ayreon. Pero en general, casi todo están siendo conciertos locales en pueblos de la provincia, e incluso a veces solo eran dos personas haciendo música en una cafetería.

Las grandes ventajas del directo

La música en directo tiene una magia especial. Es verdad que no suena igual de perfecta que cuando la escuchas en un disco, pero es mucho más honesta, cruda y directa. En un disco un artista mediocre puede meter mil efectos, afinar artificialmente sus instrumentos o la voz, y aparentar ser mejor de lo que es. Pero en directo no hay ni trampa ni cartón, lo que ves es lo que hay, y es donde realmente se demuestra lo que eres capaz de hacer.

Los conciertos también son eventos de comunión entre artistas y público. Escuchar tu canción favorita en unos buenos auriculares es una experiencia increíble, pero poder ver al artista delante tuyo en carne y hueso interpretando esa misma canción es una magia especial que no se puede describir. Además, siempre hay pequeños detalles que hacen cada concierto irrepetible.

Además de esto, cuando empiezas a ir cada vez a más y más conciertos locales también acabas coincidiendo una y otra vez con las mismas personas. Gracias a esto, puedes hacer nuevas amistades con personas con gustos afines, y esa ha sido otra de las cosas que está haciendo este año sumamente especial. He podido conocer a mucha buena gente en mi ciudad, con la que poder charlar y quedar antes y después de un concierto para tomarnos algo juntos. También he tenido el privilegio de poder contar entre estas nuevas amistades a artistas musicales que admiro profundamente.

Esta última parte es algo que también me está resultando nuevo a mis 41 años. Normalmente, la relación con los músicos que me gustan ha sido de poco contacto, y en algunos casos locales poder enviarnos de vez en cuando algún mensaje relacionado con un nuevo lanzamiento. Pero este año he podido ir a un concierto y, al terminar, salir a tomar algo con esos mismos artistas a los que he estado viendo. Y siempre podré contar esa anécdota de haberme hecho amigo de uno de mis músicos favoritos cuando, al coincidir en un pequeño festival donde ni siquiera ellos tocaban, me preguntó si me gustaba el rock islandés. Fue una casualidad que de allí fuera otro de los mejores grupos que descubrí en 2022.

Con todo, he de decir que 2023 está siendo uno de los mejores años que recuerdo. Me puedo sentir un poco culpable con esto cuando todo parece irse a la mierda en el mundo, pero es una pequeña burbuja personal en la que me siento muy bien, y que me está dando muchas y muy buenas alegrías.

#Personal #Música #Concierto

“Siempre he pensado que lo bueno de la vida llegará cuando saques esa espina.

Si eres capaz de resolverlo antes de marchitar, volarás libre en el tiempo”.

Todos los años hay algún grupo que me conquista, bien porque lo acabo de descubrir y me encanta o porque tras tenerlo en segundo plano por fin he conseguido sumergirme en su música. Annacrusa es mi crush musical de la primera mitad del 2023, y es una combinación de ambas cosas: un grupo que descubrí a finales del año pasado, pero que desde que los vi por primera vez en directo el pasado marzo me terminaron de conquistar musicalmente.

Annacrusa ofrece una propuesta sonora muy difícil de calificar, ya que mezclan muchos estilos e influencias en un sonido particular. A veces, tú escuchas un grupo y es fácil calificarlo: esto es rock progresivo, esto es rock urbano, esto es hard rock. Sin embargo, Annacrusa es muy difícil de meter en ninguna etiqueta concreta. Esto es un arma de doble filo, porque al ser más difíciles de etiquetar también son más difíciles de vender al gran público en un concierto. Aunque como lado positivo, hace que sean una de las bandas con más personalidad que conozco.

Si tuviera que intentar mojarme, diría que son una especie de rock alternativo, con un sonido crudo, con fuerza y directo, pero a la vez con matices y detalles que ir descubriendo con cada escucha. Y lo mejor de todo son sus letras, porque van desde la introspección personal hasta otros temas más sociales, pero siempre comprometidos. Te pueden estar hablando en una canción de cómo debes sacarte una espina de dentro para ser feliz, mientras que en otra abordan la lacra de la violencia machista desde el punto de vista de un niño que ve lo que le hace su padre a su madre.

La mala suerte que ha tenido Annacrusa es su timing, porque lanzaron su primer disco en pandemia del COVID-19, lo que les impidió hacer demasiadas giras y darse a conocer. Y luego, cuando sacaron el segundo disco el año pasado lo hicieron en ese momento en el que después del COVID todos los músicos vuelven a tocar en directo, y todas la salas están reservadas durante meses, a veces con conciertos que se tuvieron que cancelar hace uno o dos años. Esto les pone las cosas difíciles y es una lástima, porque honestamente pienso que son uno de los mejores grupos que hay actualmente en España.

“La Espina” es el segundo disco de la banda, y si ya normalmente la música de estos cuatro musicazos suele ser directa y sin una producción y efectos excesivos, en este segundo trabajo el sonido es totalmente fiel a como suenan. El disco suena igual que suenan ellos en directo, y esto evita las típicas decepciones de cuando escuchas un discazo tan excesivamente producido que luego en directo la banda no da la talla. En este caso es al revés, en vivo ellos suenan incluso mejor por la energía que transmiten.

La banda comenzó inicialmente con la idea de hacer un dueto acústico, aunque al componer las primeras canciones no tardaron en inclinarse por el rock. Sin embargo, este origen se nota todavía en las canciones, y en su disco vas a encontrar desde temas potentes hasta otros mucho más delicados. Además, todas las canciones que hacen son versátiles, suenan igual de bien tanto en versión rockera como en acústico, por lo que alguna que otra vez también han toado en acústico, dándole un plus de originalidad y un giro de tuerca a sus canciones.

Por lo tanto, si has leído hasta aquí mi divagación sobre uno de mis grupos favoritos, solo me queda animarte a que vayas a verlos en directo en cuanto puedas. Desafortunadamente todavía no tienen tantas fechas como este grupo se merece, pero estoy seguro de que esto cambiará tarde o temprano. Y solo decir, como final, que si son unos músicos excelentes son todavía mejores personas, y tengo la fortuna de poder considerarlos mis amigos. O sea que recuerda que después de ir a verlos no debes olvidarte de pasar a saludarlos.

#Música #Rock #Annacrusa

He fracasado, he acabado volviendo a Spotify pese a ser el servicio de streaming con peor calidad de sonido. Y es que después de la aventura de abandonar Spotify y haber estado un año y medio fuera de este servicio, ha habido varias cosas que me han hecho volver. Y no, al final ninguna tiene nada que ver con la calidad de la música. Lo que me ha traído arrastrándome de vuelta tiene que ver con otras pequeñas experiencias que te ofrece la plataforma.

¿Pero por qué pierdo tanto tiempo con algo tan tonto como darle mil vueltas a la plataforma de streaming que utilizo? Pues quizá porque soy tonto jaja. Pero también porque al trabajar desde casa estoy escuchando música todo el día, y siempre busco la mejor alternativa posible.

Lo muy malo de Spotify… y lo que te trae de vuelta

Antes de empezar, voy a decir que no he cambiado de opinión respecto a las cosas negativas de Spotify. Sigue siendo el servicio con peor calidad de sonido en la música, y lo que es peor, ni siquiera tiene una tecnología como el Dolby Atmos, que me pareció revolucionaria en cuanto a la experiencia de escuchar música con auriculares puestos.

Además de esto, Spotify tiene uno de los peores algoritmos de recomendaciones que puedes encontrar. Es muy inferior al de Apple Music, es terriblemente repetitivo, e incluso otros servicios muy inferiores en todo como YouTube Music hacen eso mejor. Además de esto, la pantalla principal de Spotify es mucho más sucia, y te ofrece contenido que no tiene nada que ver con lo que quieres o con lo que te busca.

Pero Spotify también tiene ventajas que no tienen que ver con la música, pero que son efectivas a la hora de traerte de vuelta. La primera es que es el estándar musical de la actualidad. Si vas a los perfiles sociales de un grupo, los enlaces que siempre comparten son los de Spotify. Si te sale publicidad en una red social, suele ser también con enlaces a Spotify. Incluso los propios músicos, el perfil de streaming musical que gestionan directamente es el de Spotify, porque es el que todos usan y el que más dinero les aporta. De nada sirve que otros servicios de streaming les den mayores ingresos por reproducción si tienen muchísimas menos personas que los usan. Lo que da dinero es Spotify.

Además de esto, también están las interacciones de todo tipo. Puedo ver lo que están escuchando los contactos a los que he seguido en Spotify. Si tengo un amigo, me da su perfil, lo sigo, y siempre veré en tiempo real lo que está escuchando. Si a esto le añades que casi todos tienen Spotify, pues es algo que te da mucho más a la hora de descubrir música. Además, si vas a hacer un viaje y estás conduciendo, puedes compartir un enlace con otra persona que vaya en el coche para que se vincule a tu reproducción y maneje todo desde su móvil. Es muy cómodo.

Y luego están las interacciones con servicios de terceros. En esto, Spotify simplemente es mil años mejor. Tienes decenas de páginas web que interactúan con tus datos de escucha, que te generan recomendaciones y listas de reproducción. Simplemente hay muchas más cosas que hacer cuando te aburres.

Spotify también ha mejorado un poco, ahora es mucho mejor a la hora de descubrir subgéneros que te gustan, y siempre tengo recomendaciones de metal progresivo…. aunque casi siempre son las mismas.

Y eso es lo que me ha hecho volver, añadiéndole que después de año y medio uno descubre que la calidad de sonido no es tan importante porque no se nota tanto. Y aunque el Dolby Atmos sí que se nota mucho, una buena mezcla en el estéreo de toda la vida también puede darte una experiencia muy buena. Con todo, Spotify dice que pronto va a lanzar su servicio de música en alta resolución, y aunque sea más caro creo que será ya el final de mi debate, porque por fin me dará casi todo lo que necesito.

#Música #Streaming #Internet

Dry River es el mejor grupo de rock de España, y da igual si te gusta el rock duro, el progresivo, el metal o el rock más melódico, porque ellos lo hacen todo con su propuesta de “surtido-Cuétara-rock”. Su anterior disco, 2038, es el mejor disco de rock español de la década pasada, y una auténtica maravilla para los sentidos.

Habiendo parido entonces el mejor disco de rock de la pasada década, y después de haber sufrido cambios importantes en la plantilla con la marcha de dos miembros, uno de ellos uno de los pilares fundamentales de la banda, me imagino que debes tener una presión enorme a la hora de encarar un nuevo trabajo. Yo también andaba con algunas dudas respecto a cómo saldría, pero solo duraron hasta que lo escuché.

Pero es un disco brillante. Bastante diferente al anterior en algunas cosas, pero brillante. Casi todas las canciones me han entrado sin problemas a la primera, y aunque un par de ellas se resistieron me entraron enseguida en las demás escuchas. Las canciones son variadas, como siempre, habiendo más oscuras como La Serpiente, más técnicas como Segundo Intento, más metaleras como Capitán Veneno, y su característico toque de humor como Funeral.

La principal diferencia está en el enfoque y el sonido. Para este trabajo han trabajado con el productor Carlos Raya, mítico guitarrista de Sangre Azul y productor de bandas como Antonio Vega, M Clan, Fito y Fitipaldis o Leiva. Y ese toque más comercial y enfocado se nota mucho en Cuarto Creciente.

El disco es más serio y directo, y aunque las canciones mantienen ese toque progresivo con varios cambios de ritmo y estilo en un mismo tema, hay menos florituras y arreglos variados. En ese aspecto, es más sencillo, más pensado para que cuando el grupo toca en directo sea tal cuál suena en el disco. Pero las señas de identidad de la banda se mantienen, con los coros a lo Queen, las letras capaces de tocar varios temas que van desde el homenaje a un legendario comparsista del Carnaval de Cádiz hasta los sentimientos que provocó en nosotros la pandemia del COVID, pasando por otros temas sociales, o incluso divertidos.

Quizá, a nivel personal me parece que se nota un poco que en 2038 le daban más rienda suelta a la creatividad y la experimentación, mientras que se nota que este es un trabajo más profesional, maduro y enfocado para un público “más serio”. Han mantenido su toque de humor con una canción, pero se echa de menos que haya algún tema más de ese corte como en el trabajo anterior. Se nota la diferencia de tono en la música y los arreglos.

Sin embargo, también considero que estos cambios son importantes para una banda, que es bueno que cada disco tenga su propia personalidad, y que hubiera sido efectivo a corto plazo pero quizá menos a largo plazo seguir haciendo siempre más de lo mismo. Hay muchas bandas que se quedan estancadas ahí. A nivel personal, 2038 me gusta un poco más, aunque Cuarto Creciente sigue siendo lo mejor que he escuchado en mucho tiempo en el ámbito del rock en español.

Pero si estás leyendo estas líneas, lo mejor es que no me creas a mi, porque soy imparcial. Me declaro fan acérrimo de la banda, desde el verano pasado ya les he visto 3 veces en directo, y estoy deseando seguir haciéndolo. Lo mejor es que lo escuches por tu cuenta y con la mente abierta. Y que no te de pudor ir a un concierto de ellos, que no te lo vas a encontrar lleno de melenudos que te miran mal sabiendo que no eres de los suyos. En los conciertos de Dry River he visto franjas de edad que van desde los 13 hasta los 60 y muchos años. Es una fiesta de la música para todos como muy pocas bandas son capaces de ofrecer.

Y por cierto, este es otro de los secretos, los discos de la banda son brillantes, pero en directo sobresalen todavía más gracias a su carisma. Es una auténtica fiesta.

#Música #Prog #Rock #DryRiver

A día de hoy, podría decir que mi principal afición es escuchar y disfrutar música. Trabajo desde casa, y esto me permite poder estar escuchándola a todas horas, y gracias a el servicio de Last.fm del que ya os hablé, tengo todas las estadísticas de lo que escucho centralizadas en un único lugar. Y claro, ahora que el año está terminando, este servicio me permite echar la vista hacia atrás y ver cómo han sido mis gustos musicales en los últimos 365 días, e incluso compararlos con cómo fueron en 2021.

El informe de 2022 de Last.fm no llegará hasta la semana que viene, pero puedo mirar las estadísticas de los grupos y discos más escuchados en los últimos 365 días, y compararlos con el informe del año anterior. Es algo entretenido de hacer, y me gusta poder comparar ambos, y ya que me pongo a ello y tengo este blog, pues he decidido comentarlo con quien quiera leerlo. Y ya puestos, pues usaré la web de Musicorum para generar imágenes con los 6 artistas y discos más escuchados del año con los datos de Last.fm, y que así todo me quede bonito.

Ojo, antes de empezar ya te aviso que esto puede ser un tostón con muchos nombres que no conozcas y simplemente yo dejándome llevar a la hora de escribir sobre ellos. Pero para eso he creado este blog.

Mis artistas más escuchados de 2022

Después de haber sido un subgénero musical con el que he estado jugueteando durante años, pero en el que nunca he profundizado, el 2021 fue un año en el que empecé a adentrarme un poco más en los caminos del Prog: el rock y el metal progresivos. Ayreon lleva años siendo mi proyecto musical favorito, Mike Oldfield es quien me enseñó a amar la música, y Pink Floyd ha sido un amor creciente. También venía disfrutando de bandas como Dream Theater, Dry River, Symphony X, etcétera. Y aunque los tres primeros que he mencionado aparecen en mi top 6 de 2021, también fue el año en el que descubrió la música de Steven Wilson, con sus proyectos de Blackfield, Porcupine Tree y sus discos en solitario, y de ahí pasé a otras bandas similares.

Pero en 2022, el amor por este género se ha profundizado, en parte gracias a mis dos mayores descubrimientos: Riverside y Leprous. Son dos bandas que había escuchado pero sin profundizar en ellas, y durante este año simplemente me he quedado prendado. Riverside son muy melódicos y suaves, y Leprous más complejos, por lo que cuando no tengo humor para uno seguro que lo tengo para otro. También he escuchado compulsivamente Star One, ya que Arjen Lucassen (mi músico favorito, que también hace las óperas de metal de Ayreon), sacó un disco nuevo este año.

Dry River, que es la mejor banda de rock/metal de España de los últimos años, también sacó disco nuevo y eso les hace aparecer en mi top de artistas, y Steven Wilson y Pink Floyd es que ya forman parte de mi banda sonora. En el Top 10 también están Arena, Mike Oldfield, Queen, y muchos otros imprescindibles.

Lo que está claro es que mi 2022 ha sido el año del Prog, y que durante estos últimos 12 meses también he estado escuchando y explorando muchos otros músicos y artistas de este género. Sobre todo, mi camino me ha llevado más por el género del Art Rock, que es una especie de subgénero dentro del subgénero del progresivo, y que suele ser mucho más melódico e instrumental, mezclándose a veces con el New Age.

Mis discos más escuchados de 2022

En cuanto a los discos más escuchados del año, tampoco hay demasiadas sorpresas. De dos de ellos incluso ya os he hablado en este blog, como son The Congregation de Leprous y Wasteland de Riverside. Dos auténticas obras maestras que si bien no han salido este año, ha sido en 2022 cuando me han entrado definitivamente y las he escuchado de forma compulsiva. El hecho de que sea los dos primeros discos de los que os he hablado en este blog se debe precisamente a que son los que más escuché este año.

Por encima de ellos sólo está el último disco de Arjen Lucassen, con su proyecto Star One. Qué voy a decir, Metal Progresivo potente pero melódico, unos estribillos rompedores, y letras que hablan de series y películas de ciencia ficción. Es que parece un disco hecho expresamente para mi, como todos los de Star One. En esta ocasión, en vez de contar con 3 cantantes para todos el disco Arjen ha preferido que cada canción la cante un cantante diferente. Y sí, esto ha permitido que pueda lucirse con colaboraciones de los mejores cantantes de metal del mundo, a mi me parece que ha hecho que el disco sepa un poco más a Ayreon que a Star One. Aunque musicalmente se mantiene tan potente como los Star One, ya que los de Ayreon suelen ser más folk y melódicos.

El otro gran protagonista del año ha sido el Cuarto Creciente de Dry River, el cuarto disco de mi banda española favorita. Hacen un rock y metal progresivos sencillamente excelentes, que les ponen un peldaño por encima de cualquier grupo de metal español que podamos pensar, por muy famosos que sean. Quizá este disco es algo más directo y rotundo, un poco más serio y menos desenfadado. Echo un poco de menos los arreglos atrevidos de 2038, su disco anterior, pero sigue encantándome. En 2022 fui a dos conciertos de ellos, y en la primera quincena de 2023 iré a otro, con eso lo digo todo.

Y luego, en la lista del Top 6 siguen estando dos discos que vienen ya de enamorarme el año pasado, mi favorito de Arena y el recopilatorio de Blackfield. Arena ha sacado un disco nuevo este año, pero entre que ha sido a finales de año y que pese a tener el CD lo que no tengo es el disco dentro de ningún servicio de streaming, no lo he escuchado tanto como el anterior. Y es que Blackfield es perfecto para escuchar por las noches. Y por si Blackfield no fuera suficiente, mis puestos 7 y 8 son para otros dos proyectos de Steven Wilson: uno de sus discos en solitario y el nuevo de su banda Porcupine Tree, lanzado este año.

Si has aguantado leyendo hasta aquí, mi más sincera admiración, porque es simplemente un texto de Yúbal divagando sobre música. Pero oye, este va a ser uno de los pilares fundamentales de este blog, que no sea porque no te aviso. Me queda pendiente escribir algunas entradas sobre 2 o 3 discos más que me han gustado del año pasado, y también quiero seguir hablándote sobre los nuevos descubrimientos que haga.

De momento, te escribo estas líneas cuando me ha llegado el último CD de Antony Kalugin, que promete ser uno de mis descubrimientos musicales a profundizar en 2023. Se trata de un músico ucraniano que tiene múltiples proyectos musicales diferentes dentro del progresivo, cada uno con una personalidad diferente. Su último disco es de Sunchild, que es más Art Rock y melódico, pero también tiene otros proyectos más psicodélicos.

Porque si has tenido la paciencia de leer hasta aquí, ya puedes deducir que me gustan los músicos con diferentes proyectos musicales, esos que no solo se centran en un único grupo y a los que les gusta explorar géneros y estilos, como Mike Oldfield, Arjen Lucassen, Steven Wilson, etcétera. Si quieres ver todas mis estadísticas sobre música o agregarme, te dejo el enlace a mi perfil de Last.fm.

#Música #Personal

Leprous es una de las mejores bandas de metal progresivo que hay en la actualidad, y aunque de vez en cuando había escuchado alguna canción en el pasado, ha sido este año cuando he conseguido sumergirme finalmente en su mundo musical. No son un grupo fácil de escuchar, porque su música puede resultar muy diferente, extraña, peculiar, y te lleva por caminos no siempre melódicos y no siempre fáciles de digerir. Tiene mezcla de música profunda y contemplativa, con otras partes más potentes o incluso estridentes, y luego hay temas que a todo eso le añaden unos estribillos muy melódicos.

Primero fueron una o dos canciones, con momentos increscendo en los que la voz de Einar Solberg luce con luz propia. Me recuerdo pensar que era imposible que un hombre tuviera una voz así de versátil y capaz de llegar a unos tonos tan altos. Pero luego lo escuchas en algún vídeo en directo y ves que sí, que es una de las voces más prodigiosas que has escuchado en tu vida. Pero aun así, no siempre es suficiente como para conseguir engancharte al grupo. Suenan demasiado “raro”.

Hace unos meses escuché una reseña en YouTube de un estadounidense que hablaba con ellos, y que comparaba la primera vez que los escuchas con la primera vez que bebes whisky. En el primer sorbo te pueden repeler, pero si les das tiempo y sigues bebiendo acaban enganchándote para siempre. El caso es que durante todo 2021 muchos algoritmos de música que escuchaba me apuntaban hacia ellos, pero nunca me terminaban de enganchar más que con una o dos canciones.

Con “The Congregation” Leprous consiguió enamorarme

“The Congregation” es considerado por muchos como la mejor obra de la banda, e incluso uno de los mejores discos de Prog de la última década. Y fue escuchándolo entero una noche cuando hubo una canción que consiguió engancharme y hechizarme. La canción se llama “The Flood”, y es como un hermoso canto a la desesperación. Es una canción oscura pero muy melódica y hermosa, muy ambiental, y con una explosión sonora en el estribillo.

“Corta mi cuerda mientras me veas trepar, déjame caer donde no me encontrarán.” La canción es pura desesperación, como un canto a los efectos de la depresión y cómo te golpea cuando intentas levantarte y mejorar. Está envuelta en una atmósfera muy oscura, que por alguna razón también me evoca una conversación con el diablo… no sé, quizá leí demasiado a Anne Rice cuando era joven.

La cuestión es que esta canción se convirtió en un flechazo, un amor a primera escucha y una obsesión musical que machaqué una y otra vez durante semanas. Y tras ella, todo el disco consiguió entrarme por los oídos y lo escuché de principio a fin varias veces. Y claro, una vez hecho esto ya todas las demás canciones de la banda me entraron más fácilmente, y conseguí explorar y disfrutar su música, dándome cuenta de que lo que los demás decían es verdad: es uno de los mejores y más diferentes grupos que puedes escuchar hoy en día.

Actualmente, Leprous es junto a Riverside el grupo que más he escuchado durante este 2022 según mis estadísticas de Last.fm. Y además de eso, tengo entradas para verlos en febrero en Barcelona y poder comprobar en persona otra de las cosas que algunas personas me han dicho de ellos: que en directo son una auténtica maravilla.

Por su parte, en mi colección de CDs tengo ya 3 discos de Leprous, que además me gasté más dinero por el detalle de buscar las ediciones especiales en digipack, y The Congregation también lo tengo en vinilo. De vez en cuando me permito el placer de paladearlo en este formato, mientras que muy a menudo lo tengo puesto en Apple Music o con su CD.

#Música #Prog #Metal #Leprous

Cada fin de año, todos los servicios de streaming te ofrecen un resumen anual con tus estadísticas de escucha, y no es raro encontrarte en redes sociales con los Spotify Wrapped o Apple Music Replay de turno. Pero todos estos sistemas tienen un problema, y es que sólo muestran los datos de lo que escuchas en esas plataformas concretas. ¿Qué pasa si utilizas varios servicios de streaming o si quieres contabilizar también lo que escuchas en formato físico?

Es aquí cuando entra en juego un viejo conocido llamado Last.fm. Se trata de un servicio de scrobbling, que es el término que se utiliza para referirse a enviar tus datos de escucha. Servicios como Spotify, Tidal o Qobuz incluyen en su configuración un apartado para hacer scrobbling a Last.fm, en Apple Music puedes usar apps de terceros, y también tienes otras aplicaciones para recopilar lo que escuchas en Windows o macOS.

Además, hay páginas como OpenScrobbler que te sirven para añadir datos a mano de una canción o un disco que has escuchado. Gracias a esto, si estoy escuchando un CD o un disco de vinilo puedo añadirlo a mis datos de Last.fm, y todo contabiliza y queda centralizado en una misma web.

Last.fm es un servicio que tiene más de una década a sus espaldas, y personalmente tuve una cuenta hace muchísimos años que abandoné, y desde hace dos o tres años vuelvo a tener otra. Y no te puedes imaginar lo que me arrepiento de no haber continuado haciendo scrobbling y no poder contar con los datos de toda una década.

Soy un loco de las estadísticas musicales

Lo admito, puede que te traiga absolutamente sin cuidado todo eso de las estadísticas musicales, y que te parezca demasiada complicación para el poco uso que le vas a dar. Pero es que en el caso de que resúmenes como Spotify Wrapped te gusten, con Last.fm vas a poder ver las estadísticas de lo que escuchas cada día, cada semana, cada mes o cada año.

Y es más, hay servicios de terceros con los que puedes crear fichas o stories de Instagram con estadísticas de lo más escuchado de la semana o mes, o puedes crear imágenes compuestas con las portadas de los discos más escuchados. Uno de mis favoritos es Musicorum, (la composición de 9 portadas la creé con ella) que también ha prometido volver a traer este fin de año su propio Wrapped.

Si eres un friki de estas cosas como yo, incluso puedes pagar 3 euros mensuales para tener estadísticas resumidas cada mes, incluyendo mi favorita, una evolución de los géneros musicales que escuchas más a lo largo del tiempo. Así puedo saber tonterías que a mi me parecen muy interesantes, como que todo el año el rock progresivo lleva liderando junto al metal progresivo mis estadísticas, pero que gracias a un grupo musical islandés en noviembre escuché más música considerada indie.

Last.fm también es una red social, y puedes dejar comentarios en los perfiles de otros usuarios, así como en las fichas de una canción, disco o grupo concretos. No es algo que los usuarios de la red usen demasiado, pero ahí está. Esto hace que puedas “espiar” lo que escuchan tus amistades dentro de la red, que por cierto en cada usuario verás el índice de afinidad para ver si tienes gustos parecidos, y así saber si las ideas de grupos nuevos que vas a encontrar en su perfil te interesan o no.

Si eres una persona que ha cometido el error de hablar conmigo sobre música, ya sabrás que es un tema que me apasiona, y que si me dejas puedo decirte desde un magnífico grupo de metal árabe tunecino hasta un fantástico grupo islandés de folk, o uno ucraniano de hard rock. Escucho mucho y me gusta explorar la música de distintos sitios, y poder tener todos mis datos centralizados para ver luego qué grupos, canciones o discos escucho más es algo que personalmente me encanta. Y si también tienes afición por esto o quieres un ejemplo, mi perfil allí es Last.fm/user/Yubal_FM.

#Música #Streaming #Internet

En enero de 2022 tomé la decisión de abandonar Spotify. Tras muchos años siendo usuario premium de esta plataforma de streaming musical, acabé cansado de que incumplieran su anuncio de meter música en alta definición, y decidí explorar el panorama de la competencia para ver lo que podía ofrecerme.

Esto es algo complicado, porque Spotify es la plataforma de música más utilizada y tiene muchas interacciones sociales y con servicios de terceros. Por lo tanto, dejaría de poder saber lo que escuchan los demás, dejaría de poder crear muchas cosas a partir de mis datos de escucha. Pero Spotify es ya una de las que peor calidad de sonido tiene, y eso me animó a dar el salto.

Como spoiler, diré que desde verano estoy en Apple Music, que es la que me ha convencido, y que finalmente lo que me ha atrapado no es tanto la calidad de sonido HiFi como el Dolby Atmos. Esta tecnología me parece la mejor innovación en la manera de escuchar música en años. Siempre depende de la calidad de la mezcla, pero un buen disco con Dolby Atmos te hace sentir dentro de él, pudiendo escuchar con precisión el sitio en el que está cada instrumento, y superando por mucho lo que puede llegar a ofrecer el Stereo, que con buenas mezclas tampoco es poco.

Pero hasta llegar a Apple Music, pasé por muchas otras plataformas. Probé Tidal, YouTube Music, Amazon Music, Qobuz, Deezer y finalmente Apple Music, y cada una de ellas ofrecía algo único y diferenciador, aunque algunas me convencieron mucho más que las demás. Todas las probé con sus promociones de mes gratuito por nuevo usuario, y voy a decirte brevemente lo que me pareció cada una de ellas.

  • Tidal: Es muy parecida a Spotify con todas sus listas de reproducción personalizadas y ofrece dos calidades musicales, una con calidad CD que ya es muchísimo mejor que Spotify y por el mismo precio, y otra con mucha mejor calidad todavía. Me gustó su sonido, tiene Dolby Atmos aunque poco, pero no me gustó nada que tiene lo que más odio de Spotify: que te muestra mucha música promocionada que no te interesa. Estuve bastante tiempo con ella, pero acabé buscando otros horizontes.
  • Qobuz: Con diferencia, esta es la plataforma con mejor calidad musical. No tiene algoritmos ni recomendaciones personalizadas, simplemente eliges los géneros musicales que quieres que se muestren en tu página y listo. Su experiencia es como la de entrar en una tienda de discos, no hay recomendaciones y tienes que explorar por tu cuenta. En su contra está que también es la plataforma más cara.
  • YouTube Music y Amazon Music: Estas las pongo en el mismo punto porque las dos me horrorizaron. Tiene unas interfaces y aplicaciones móviles horrorosas, en funciones y contenido no ofrecían nada que me interesase. Amazon te empuja demasiado a sus productos como altavoces inteligentes para disfrutarla más, y YouTube simplemente es la única con peor calidad de sonido que Spotify. Estas me duraron poco, en uno o dos días ya supe que no eran para mi.
  • Deezer: Aunque la probé antes que Apple Music, luego me di cuenta que esta plataforma intenta ofrecerte lo mismo que Apple… aunque con peor diseño y peores recomendaciones. Solo tiene calidad CD, que ya es mucho mejor que Spotify, pero tiene una función que me gustaría ver en todas: puedes elegir tu estado del humor y te sugiere canciones acordes a tus gustos que coincidan con ese humor. Es algo simplemente mágico, aunque en todo lo demás estaba un poco por debajo.
  • Apple Music: Es la que menos listas de reproducción personalizadas ofrece (sin contar Qobuz), pero la que mejores recomendaciones tiene. Simplemente, Apple da en el clavo con sus algoritmos. En su índice no te muestra música que no esté relacionada con lo que escuchas (nada del Reggaeton que te intenta poner delante Spotify o el R&B de Tidal), y es capaz de detectar su subgénero. Me enamoró cuando empezó a recomendarme cada día discos de rock progresivo de forma específica.

Apple Music no es perfecta. Para empezar, si no eres usuario de productos Apple te escupe en la cara, porque en Windows tienes que usar un iTunes que duele a los ojos verlo de lo lento y mal diseñado que está, y en Android la app no funciona tan bien como en iOS.

Además, es la que más impedimentos me pone para poder scrobblear canciones en Last.fm, ya que es en esta web donde centralizo mis estadísticas de escucha, añadiendo las canciones que escucho en streaming de forma automática y las que escucho en CD o vinilo de forma manual. Afortunadamente, hay aplicaciones de terceros que me permitieron enviar automáticamente por scrobbling la música que escucho en Apple Music a Last.fm, pero no lo hace de forma nativa.

Pero tiene las mejores recomendaciones, y un sistema de perfiles que, sin llegar a las interacciones sociales que permite Spotify, por lo menos te deja seguir a usuarios y que te sigan para explorar lo más destacado entre lo que escuchan. Pero lo más determinante ha sido la calidad Dolby Atmos que ofrece, y que su página principal esté limpia de música promocional que no te interesa: sólo te ofrecen discos de géneros que te gustan.

Sin embargo, todavía hay algunas cosas que echo de menos de Spotify. Sobre todo dos. En primer lugar, Spotify Connect ofrece una experiencia para pasar la reproducción de un dispositivo a otro o controlarla desde un dispositivo en el otro que ninguna de las otras plataformas de streaming ofrece. Simplemente, es muy superior.

Aunque las recomendaciones de sus muchas playlist personalizadas diarias son malas, echo de menos que Apple Music tenga alguna lista de reproducción personal más. Diré que su “Radio” con una combinación de canciones de grupos que me gustan y otras de similares” es muy buena, y que tengo la lista de estrenos de los viernes, y puedo crear playlists de muchas maneras, pero que las 4 o 5 personalizadas para ti que te ofrecen sean de actualización semanal en vez de diaria no me termina de convencer.

Sin embargo, no me veo volviendo a Spotify ni cuando por fin llegue la música HiFi que prometieron para 2021. En parte porque este año también he transicionado dentro del ecosistema de Apple y ya no me molesta que las apps para Windows o Android sean malas, y en parte porque no quiero que un servicio por el que pago me siga metiendo delante de la cara géneros musicales que no me interesan.

#Música #Streaming #Internet

Guerra. Esta ha sido una de las inesperadas palabras clave en Europa durante este 2022. Y cuando el intento de invasión Rusa sobre Ucrania comenzó el pasado febrero, todos quedamos en shock viendo unos acontecimientos que nadie esperaba que se repitieran en Europa en pleno siglo XXI. Desde los primeros días, todo Europa en el ámbito político, social y cultural se volcó con el pueblo ucraniano, y han sido muchas las muestras de afecto que se han realizado desde entonces.

Y fue la primera semana cuando una de estas muestras trajo a Riverside a mi vida, el que se ha convertido en uno de mis más satisfactorios descubrimientos musicales del año. Yo solo conocía una o dos canciones de ellos por aquel entonces, y ya me gustaba su estilo de rock progresivo altamente melódico. Ellos compartieron en su Facebook la letra de una canción en apoyo a los que estaban sufriendo la guerra, y me sorprendió ver que parecía escrita a propósito para ello.

Fue entonces cuando empecé a bucear en “Wasteland”, un disco conceptual lanzado en 2018 que cuenta la historia de una guerra nuclear desde los puntos de vista desde quienes las sufren. Recuerdo que las primeras semanas devoré el disco una y otra vez completamente hechizado, y actualmente ya lo incluiría en el Top 10 de mis discos favoritos de siempre. Compré el CD y me gustó tanto que compré también el LP.

Wasteland es un disco melódico muy suave y melancólico, aunque también hermoso, fácil de escuchar por cualquiera pese a que tiene un par de canciones con fragmentos musicales algo más duras. Las letras son profundas, con canciones que hablan sobre la conmoción, la destrucción, el miedo, el dolor de la pérdida y la esperanza dentro del contexto de una guerra. Es un disco directo, sin exceso de instrumentación, y pese a los cambios de ritmo dentro de una misma canción propios del Prog, son canciones muy fáciles de escuchar.

Riverside es una banda polaca, y la voz de su cantante Mariusz Duda me ha gustado tanto que también he caído en su proyecto en solitario Lunatic Soul, aunque esa es otra historia. Lo que importa es que actualmente ya tengo 3 discos de Riverside en mi colección de CDs, y el próximo que lanzarán en 2023 ya encargado.

Personalmente, Riverside ha sido uno de esos grupos que me han entrado a la primera, de esos que hacen exactamente el tipo de música que me gusta y me llena. Un amor musical a primera escucha, aunque sigo teniendo la asignatura pendiente de poder disfrutarlos también en directo.

#Música #Prog #Rock #Riverside